Convenio
La alianza, o onvenio bahá’í, se divide en dos, el 'mayor' y el 'menor'. El convenio mayor se refiere a la revelación progresiva: que Dios enviará Mensajeros cada mil años, y es deber de la humanidad reconocerlos y responder a sus enseñanzas. El convenio menor es el acuerdo entre cada uno de estos mensajeros y sus seguidores, con respecto a la sucesión del liderazgo y el mantenimiento de la unidad.[1]
La sucesión en el convenio bahá’í fue explícita y por escrito, proporcionando una clara cadena de autoridad que llevó a los bahá’ís a volverse a ‘Abdu’l-Bahá después de la muerte de Bahá’u’lláh. ‘Abdu’l-Bahá a su vez describió a la Casa Universal de Justicia como una institución de nueve miembros que podía legislar sobre asuntos no explícitos en el Texto Sagrado, y nombró a Shoghi Effendi como el Intérprete de la Palabra de Dios.[2] La Casa Universal de Justicia, elegida por primera vez en 1963, sigue siendo el órgano de gobierno supremo de la comunidad bahá’í mundial. Cualquiera que rechace un eslabón en esta cadena de liderazgo es considerado un violador del convenio.
El Convenio de Bahá’u’lláh y su garantía de unidad es característica única de la Fe bahá’í. Las sucesiones de Jesús a San Pedro o de Mahoma a Ali fueron intentos no escritos o no suficientemente explícitos como para mantener la unidad, por lo que sus religiones se dividieron en facciones contendientes.[1] A través del convenio, la Fe bahá’í evitó el cisma, y los varios intentos de formar un liderazgo alternativo no han logrado atraer un número considerable de seguidores.
Convenio mayor[editar]
Bahá’u’lláh enseña que las personas tienen una doble obligación que cumplir en respuesta a la promesa de Dios de enviar continuamente mensajeros. La primera es reconocer y aceptar la nueva manifestación cuando venga, la segunda es obedecer y poner en práctica las nuevas enseñanzas que trae.[3] Estos dos deberes son inseparables:
"El primer deber prescrito por Dios a Sus siervos es el reconocimiento de Aquel que es la Aurora de Su Revelación y la Fuente de Sus leyes, Quien representa a la Deidad tanto en el Reino de Su Causa como en el mundo de la creación. El que haya cumplido este deber ha logrado todo bien; y el que esté privado de él se ha extraviado, aunque fuese autor de toda obra justa. Incumbe a todo el que alcance esta muy sublime estación, esta cumbre de trascendente gloria, observar cada uno de los preceptos de Aquel que es el Deseo del mundo. Estos dos deberes son inseparables. Ninguno es aceptable sin el otro. Así lo ha decretado Quien es la Fuente de inspiración divina".[4]
A medida que Dios cumple Su convenio mayor a través del proceso de revelación progresiva, el Señor también prueba la pureza de corazón y la sinceridad de aquellos que afirman ser seguidores devotos de una manifestación anterior, cada vez que una nueva aparece. Dicha prueba se realiza de varias maneras que dejan en claro si los individuos están lo suficientemente sintonizados espiritualmente para reconocer a Dios hablando a través de una nueva manifestación, o si lo rechazan aferrándose ciegamente a las tradiciones y malas interpretaciones de la realidad espiritual promovidas por el clero.[5]
Basándose en el hecho de que todas las manifestaciones hablan por el mismo Dios, el rechazo de cualquiera de ellas es lo mismo que rechazarlas todas:
"Ten por cierto que, en verdad, aquel que da la esplada a esta Belleza ha dado también la espalda a los Mensajeros del pasado y muestra orgullo ante Dios desde toda eternidad hasta toda eternidad".[6]
Convenio menor[editar]
Bahá’u’lláh estableció la sucesión de la Fe bahá’í con un documento llamado Kitáb-i-‘Ahd (el Libro de la Alianza),[7] escrito de Su propia mano y confiado poco antes de Su fallecimiento a ‘Abdu’l-Bahá. Allí reafirmó Su misión de Dios, exhortó a los pueblos del mundo a observar aquello que los elevaría y prohibió el conflicto y la contención, al tiempo que colocó de manera sucinta y enfática la sucesión de la Fe en manos de la Rama Más Poderosa, un título reservado exclusivamente para ‘Abdu’l-Bahá.[1]
Dos características distintivas del convenio menor bahá’í: es explícito y también se transmite en documentos escritos autenticados. El Convenio de Bahá’u’lláh es único en la historia religiosa,[8] y el medio más poderoso para asegurar la salud espiritual de los adherentes a la Fe, y su unidad duradera y protección completa de cualquier esfuerzo por fomentar la disensión o crear cisma.[1] Dado que la misión divina específica de Bahá’u’lláh es lograr la unidad mundial, asegurar la unidad duradera de Su religión es la garantía de lograr ese objetivo.[9] ‘Abdu’l-Bahá explica:
"La primera condición es firmeza en la Alianza de Dios. Pues el poder de la Alianza protegerá la Causa de Bahá’u’lláh de las dudas de las gentes del error. Ella es la plaza fuerte de la Causa de Dios y el firme pilar de la religión divina. Hoy día no hay poder que resguarde la unidad del mundo bahá’í salvo la Alianza de Dios; de lo contrario, las diferencias embargarían al orbe bahá’í como una gran tempestad. Es evidente que el eje de la unidad del mundo de la humanidad es el poder de la Alianza y nada más. Si la Alianza no hubiera llegado a ser, de no haber sido revelada por la Pluma Suprema y de no haberse alumbrado el mundo con el Libro de la Alianza, cual rayo del Sol de la Realidad, las fuerzas de la Causa de Dios se habrían visto desperdigadas por completo y algunas de las almas, prisioneras de sus propias pasiones y deseos lascivos habrían tomado en sus manos el hacha, cortando la raíz del Árbol Bendito".[10]
Todo creyente es bienvenido a tener opiniones teológicas personales, pero no debe presionarlas sobre otros.[11] Ser firme en el Convenio de Bahá’u’lláh, se refiere a tener una confianza inquebrantable en que las decisiones de la autoridad en el centro de la Fe, (ya sea ‘Abdu’l-Bahá o Shoghi Effendi en el pasado, o la Casa Universal de Justicia en el presente) representan la voluntad de Dios, ya que
Notas[editar]
- ↑ 1,0 1,1 1,2 1,3 Smith, 2000, p. 114.
- ↑ 2,0 2,1 ‘Abdu’l-Bahá, 2020, p. 6,8. El Testamento de ‘Abdu’l-Bahá
- ↑ Hatcher, W.S. y Martin, J.D., 1998.
- ↑ Bahá’u’lláh, 2009, p. 23. Kitáb-i-Aqdás
- ↑ Bahá’u’lláh, 2010, no. 58-63. Kitáb-i-Íqán
- ↑ Bahá’u’lláh, 2022, Tabla de Ahmad.
- ↑ Bahá’u’lláh, 2002, p. 253. Tablas de Bahá’u’lláh
- ↑ Shoghi Effendi, 2014, p. 222. El Orden Mundial de Bahá’u’lláh
- ↑ Momen, 1995, Summary.
- ↑ ‘Abdu’l-Bahá, 2002, p. 83. Tablas del Plan Divino
- ↑ Momen, 2007, Intro.
- ↑ Momen, 1995, Intro.
Referencias[editar]
- ‘Abdu’l-Bahá (2002). Tablas del Plan Divino. Editorial Bahá’í de España. ISBN 84-89677-47-6.
- ‘Abdu’l-Bahá (2020). El Testamento de ‘Abdu’l-Bahá. Editorial Bahá’í de España. ISBN 978-84-89677-57-9.
- Bahá’u’lláh (2002). Tablas de Bahá’u’lláh. Editorial Bahá’í de España. ISBN 84-89677-50-6.
- Bahá’u’lláh (2009). Kitáb-i-Aqdás. Editorial Bahá’í de España. ISBN 84-89677-54-9.
- Bahá’u’lláh (2010). Kitáb-i-Íqán. Barcelona, España: Editorial Bahá’í de España. ISBN 84-85238-84-2.
- Bahá’u’lláh (2022). «Tabla de Ahmad». Bahá’í Library Online. ISBN 84-89677-54-9.
- Shoghi Effendi (2014). El Orden Mundial de Bahá’u’lláh. Editorial Bahá’í de España. ISBN 978-84-89677-71-5.
- Hatcher, W.S.; Martin, J.D. (1998). The Bahá’í Faith: The Emerging Global Religion. San Francisco: Harper & Row. ISBN 0-87743-264-3.
- Momen, Moojan (1995). «The Covenant and Covenant-breaker». Bahá’í Library Online.
- Momen, Moojan (2007). «Marginality and Apostasy in the Bahá’í Community». Bahá’í Library Online.
- Smith, Peter (2000). «A concise encyclopedia of the Bahá’í Faith». Oxford: Oneworld Publications. ISBN 9781851681846.
Enlaces externos[editar]
- Esta obra contiene una traducción parcial derivada de «Covenant of Baháʼu'lláh» de Wikipedia en inglés, publicada por sus editores bajo la Licencia de documentación libre de GNU y la Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional.